La Dirección General de Tráfico ha adquirido 60 radares Velolaser (anunciados en 2016), capaces de controlar vehículos hasta 250 km/h, dos carriles de circulación y la distancia de seguridad entre coches.
Se trata de un dispositivo de pequeño tamaño que se puede colocar sobre un trípode, instalados en los gardarraíles o incluso acoplados a las motos de los agentes.
Los equipos cuentan además con un iluminador infrarrojo que los hace plenamente operativos por la noche, y pueden ser controlados hasta a 50 metros mediante WiFi o a cualquier distancia mediante conexión 3G o 4G, lo que permitirá a los agentes estar alejados y fuera de la vista de los conductores. Además, la batería debe aguantar al menos cinco horas.
Además están preparados para diferenciar entre vehículos pesados y ligeros.
Según el diario El Mundo, ya se están haciendo pruebas constatándose que son prácticamente imposibles de ver por los conductores.